En torno al Malecón, la vida bulle. La Habana se abre al océano en un apasionado encuentro. El tiempo transcurre de forma sencilla y las personas que lo habitan, afrontan su presente como lo hace la roca frente al mar. Con lo que hay, con lo que son… A veces inundados pero difícilmente desbordados… Navegan sobre una isla varada en el tiempo, esperando que se hinchen las velas que les hagan avanzar hacia algo, al menos diferente. Esta fue al menos, parte de mi experiencia.

 

A Una Cuadra del Malecón